& Lectura del libro del Génesis. (Gén.
21, 5. 8-20)
& Salmo Responsorial (33)
X Lectura del evangelio según san Mateo. (Mt. 8, 28-34)
«¿Has venido aquí a atormentar a los demonios antes de tiempo?»
& Lectura del libro del Génesis. (Gén.
21, 5. 8-20)
& Salmo Responsorial (33)
X Lectura del evangelio según san Mateo. (Mt. 8, 28-34)
«¿Has venido aquí a atormentar a los demonios antes de tiempo?»
MARTES DE LA XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Primera Semana del Salterio)
MISA DE LA SOLEMNIDAD DE LOS SANTOS APÓSTOLES SAN PEDRO Y SAN PABLO
Pedro dijo a Jesús: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.
(Mt. 16, 16.18)
¡Paz y bien!
& Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. (Hch. 12, 1-11)
& Salmo Responsorial (33)
& Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (2 Tim. 4, 6-8. 17-18)
X Lectura del evangelio según san Mateo. (Mt. 16, 13-19)
LUNES DE LA XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Primera Semana del Salterio)
MISA DE LA VIGILIA DE LA SOLEMNIDAD DE LOS SANTOS APÓSTOLES SAN PEDRO Y SAN PABLO
Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.
(Jn. 21, 15. 17)
¡Paz y bien!
La triple negación de Pedro se cancela con una triple respuesta, humilde y fervorosa de amor por parte de Pedro en el Evangelio. De su acto de amor brota el ministerio: Apacienta mis ovejas. Un amor humillado y débil. El ministerio se fundamenta siempre en un acto de amor a Cristo. San Agustín hace observar que apacentar las ovejas del pueblo santo de Dios significa sufrir con ellas y que la invitación: “Sígueme” implica: hasta la muerte en cruz (Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios).
En la primera lectura, San Pedro anuncia la Palabra y cumple los signos que manifiestan la presencia del Reino de dios (como el Señor). Esto mismo realizará Pablo en Iconio (Hch. 14, 8-18). En la segunda lectura, de la carta a los Gálatas, Pablo explica cómo, después de su conversión, sube a Jerusalén para conocer a Cefas. El encuentro y el abrazo de Pedro y Pablo se refleja en el “Icono de los Apóstoles”. Representa el abrazo y la comunión de la Iglesia procedente de Israel. En ellos (en su vida y en su martirio) la Iglesia reconoce a los garantes de la fe. El salmo se aplica a la predicación de los apóstoles: A toda la tierra alcanza su pregón.
& Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. (Hch. 3, 1-10)
«Te doy lo que tengo: en nombre de Jesús, levántate y anda»
& Salmo Responsorial (18)
«A toda la tierra alcanza su pregón»
& Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas. (Gál. 1, 11-20)
«Dios me escogió desde el seno de mi madre»
X Lectura del evangelio según san Juan. (Jn. 21, 15-19)
«Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas»
LUNES DE LA XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Primera Semana del Salterio)
MEMORIA del OBISPO Y MÁRTIR SAN IRENEO
Permaneced en mí, y yo en vosotros, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.
(Jn. 15, 45)
¡Paz y bien!
Ireneo era oriundo de Asia Menor. Entre sus recuerdos de juventud se encuentra el contacto con san Policarpo de Esmirna, el santo obispo “que fue instruido por los testigos oculares de la vida del Verbo”, sobre todo por el apóstol Juan, que había fijado su sede en Esmirna. Ireneo, pues, por medio de Policarpo se vincula a los apóstoles. Después de dejar Asia Menor, pasa a Roma y sigue hacia Lyon en Francia. No perteneció a la lista de los mártires de Lyon, víctimas de la persecución del 177, porque precisamente en ese tiempo su Iglesia lo había enviado a Roma para presentar al Papa Eleuterio algunos asuntos de orden doctrinal, relacionados sobre todo con el error montanista. De regreso a Lyon, Ireneo sucedió en el 178 al obispo mártir san Fotino, y gobernó aquella Iglesia hasta su muerte, hacia el año 200. Aunque no está comprobado su martirio, es venerado como mártir. Combatió la desviación gnóstica del cristianismo, postulando la tradición apostólica, de la cual la Iglesia de Roma, a causa del testimonio de los apóstoles Pedro y Pablo, es garante de unidad y comunión. Los cinco libros Adversus Haereses son fundamentales en la historia de la teología.
& Lectura del libro del Génesis. (Gén. 18, 16-33)
«¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable?»
& Salmo Responsorial (102)
«El Señor es compasivo y misericordioso»
X Lectura del evangelio según san Mateo. (Mt. 8, 18-22)
«Sígueme»
DOMINGO DE LA XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Primera Semana del Salterio)
Bendice, alma mía, al Señor y todo mi ser a su santo nombre.
(Sal. 102, 1)
¡Paz y bien!
Domingo de la resurrección de la hija de Jairo y de la hemorroísa. En la primera lectura, la afirmación Dios no hizo la muerte distingue la muerte natural -marcada por la finitud de la existencia-, de la muerte no natural, que la muerte a la vida de la divina causada por el pecado. Jesús se manifiesta en el largo Evangelio de hoy como el que da la vida, tanto en la curación de la hemorroísa como en la resurrección de la hija de Jairo. Hay que fijarse en el itinerario de fe ya sea del padre de la niña como de la mujer hemorroisa, y por ello no es aconsejable leer la lectura breve: los relatos se han transmitido siempre juntos desde la redacción del Evangelio. Los doce años de la pequeña son los doce años que la mujer estaba enferma. Los tres apóstoles que entran con Jesús en la habitación de la niña son los representantes de la Iglesia: son los mismos que verán la gloria del Tabor y la agonía de Jesús en Getsemaní. La Iglesia, pues, es testimonio de las obras del Señor. Jesús devuelve a la vida a la mujer, liberándola de una enfermedad vergonzosa y marginante, y devuelve la niña a sus padres y a la vida (puede ser ya esposa, con un profundo sentido teológico). Cuando Jesús entra en la casa de la niña fallecida, los que lloran con estrépito tiene que retirarse porque entra el Señor de la vida. Que se haya conservado el verbo talita kum en arameo es un indicio de la antigüedad de la narración, remontándola a la tradición oral, y a las ipsissima verba Domini.
De la persona de Cristo, ahora unido a su Cuerpo (la Iglesia) sale una fuerza. Los Padres han relacionado esto con los sacramentos de la Iglesia. El precioso salmo que, no olvidemos, se canta en la Noche de Pascua, representa a la Iglesia, Esposa de Cristo, que proclama: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. El Señor, por su Pascua, ha cambiado el luto por la muerte (las plañideras de la casa de Jairo) en danzas de vida. El luto del Gran Sábado de la sepultura del Señor, en el gozo desbordante del día de la Resurrección.
& Lectura del libro de la Sabiduría. (Sab. 1, 13-15; 2, 23-24)
«Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo»
& Salmo Responsorial (29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
& Lectura de la segunda carta de san Pablo a los Corintios. (2 Cor. 8, 7. 9. 13-15)
«Vuestra abundancia remedia la carencia de los hermanos pobres»
X Lectura del evangelio según san Marcos. (Mc. 5, 21-43)
«Contigo hablo, niña, levántate»
SÁBADO DE LA XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Cuarta Semana del Salterio)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
(Lc. 1, 46-50)
¡Paz y bien!
& Lectura del libro del Génesis. (Gén. 18, 1-15)
«¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? Cuando vuelva a visitarte, Sara habrá tenido un hijo»
& Salmo Responsorial (Lc. 1, 46-50. 53-55)
«El Señor se acuerda de su misericordia»
X Lectura del evangelio según san Mateo. (Mt. 8, 5-17)
«Vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob»
VIERNES DE LA XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Cuarta Semana del Salterio)
Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.
(Lc. 15, 10)
¡Paz y bien!
& Lectura del libro del Génesis. (Gén. 17, 1. 9-10. 15-22)
«Sea circuncidado todo varón como señal de la alianza. Sara te va a dar un hijo»
& Salmo Responsorial (127)
«Esta es la bendición del hombre que teme al Señor»
X Lectura del evangelio según san Mateo. (Mt. 8, 1-4)
«Si quieres, puedes limpiarme»
JUEVES DE LA XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Cuarta Semana del Salterio)
EUCARISTÍA
DE LA
SOLEMNIDAD
DE LA NATIVIDAD
DE SAN JUAN BAUTISTA
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan, éste venía para dar testimonio de la luz y preparar para el Señor un pueblo dispuesto a recibirlo.
(Jn. 1, 6-7; Lc. 1, 17)
¡Paz y bien!
Juan, hijo de Zacarías, de familia sacerdotal, el Precursor, debe ser visto como el dedo que señala de manera permanente al Señor: Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn. 1, 29). El Mesías es quien asume los pecados de todos los hombres y mujeres sin haberlos cometido, los lleva a la cruz, y allí los destruye. El profeta Juan es quien invita a todas las gentes a ser discípulos del señor. Juan Bautista es también quien recupera todo el Antiguo Testamento y se lo entrega a Jesús, el Señor. Él es la voz de la Palabra, resplandor de esa Luz y amigo del Esposo. Él, como María, anuncia el misterio de la Iglesia predicando al Señor, no a él mismo: es el Señor quien debe crecer. Es pertinente, pues, que se celebran ambos nacimientos, el de Juan y el de María -que en el iconostasio oriental forman la Déisis (suplica)-. Ambas figuras flanquean la imagen del Pantocrátor, presidiendo la intercesión del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Su nacimiento pertenece ya a los misterios de la encarnación del Señor y nos introduce en su grandeza. La tradición de todas las Iglesias celebra de manera muy solemne la Natividad de Juan, el Bautista: “su nacimiento fue motivo de gran alegría”, como canta el Prefacio de hoy. En el rito bizantino es una gran fiesta importante y se celebra con una gran vigilia nocturna. La fecha de la Navidad del Precursor se escogió con la relación a la Navidad de Jesús (seis meses antes). Todas estas fechas están relacionadas con el 25 de marzo. No se puede mostrar en la historia de la liturgia que estas celebraciones dependen del solsticio de invierno y de primera, como algunos sostienen.
El Prefacio propio es un bellísimo comentario a las lecturas de hoy y expresa excelentemente la misión del Precursor. Toda su vida fue entregada a Cristo, sin disfrutar de su presencia. Lo hizo en la oscuridad de la fe. Se cumple aquello que él ya anunció: Es necesario que él crezca, y que yo disminuya (Jn. 3, 30). Juan dio testimonio de Jesús desde antes de nacer (en el seno de Isabel) hasta su martirio cuando “mereció darle el supremo testimonio derramando su sangre”. La liturgia aplica la vocación de Isaías a su persona: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. El salmo también se aplica a Juan: Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. En el Evangelio escuchamos el gozo y el estupor que su nacimiento provocó en los habitantes de la montaña de Judá y que llena de alegría a toda la Iglesia.
& Lectura del libro del profeta Isaías. (Is. 49, 1-6)
«Te hago luz de las naciones»
& Salmo Responsorial (138)
«Te doy gracias porque me has escogido portentosamente»
& Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. (Hch. 13, 22-26)
«Juan predicó antes de que llegara Cristo»
X Lectura del evangelio según san Lucas. (Lc. 1, 57-66. 80)
«Juan es su nombre»
MIÉRCOLES DE LA XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Cuarta Semana del Salterio)
EUCARISTÍA VESPERTINA DE LA SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.
(Lc. 1, 68)
¡Paz y bien!
Juan asume tipológicamente la figura del profeta Jeremías, como se propone en la primera lectura de la Vigilia de este día de fiesta. Su misión es como la de los profetas, y con mucha más razón fue santificado desde el seno materno. La liturgia aplica los versículos del salmo setenta a la persona de Juan, escogido desde su gestación: En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías.
San Pedro, como podemos ver en la segunda lectura, también de la Vigilia, sitúa a san Juan, el Bautista, entre los profetas que: estuvieron explorando e indagando sobre la salvación de Cristo. En el Evangelio, también, leemos la anunciación del nacimiento de Juan a Zacarías, su padre, en el recinto del Templo de Jerusalén. Su misión será preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
& Lectura del libro de Jeremías. (Jer. 1, 4-10)
«Antes de formarte en el vientre, te escogí»
& Salmo Responsorial (70)
«En el seno materno, tú me sostenías»
& Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro. (1 Pe. 1, 8-12)
«Sobre esta salvación estuvieron explorando e indagando los profetas»
X Lectura del evangelio según san Lucas. (Lc. 1, 5-17)
«Te dará un hijo, y lo pondrás por nombre Juan»
MIÉRCOLES DE LA XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Cuarta Semana del Salterio)
El Señor es fuerza para su pueblo, apoyo y salvación para su Ungido. Salva a tu pueblo y bendice tu heredad, sé su pastor y llévalos siempre.
(Sal. 27, 8-9)
¡Paz y bien!
& Lectura del libro del Génesis. (Gén. 15, 1-12. 17-18)
«Abrahán creyó a Dios y le fue contado como justicia; y el Señor concretó su alianza con él»
& Salmo Responsorial (104)
«El Señor se acuerda de su alianza eternamente»
X Lectura del evangelio según san Mateo (Mt. 7, 15-20)
«Por sus frutos los conoceréis»
MARTES DE LA XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Cuarta Semana del Salterio)
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan por mi causa -dice el Señor-. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
(Mt. 5, 11-12)
¡Paz y bien!
& Lectura del libro del Génesis. (Gén. 13, 2. 5-18)
«No haya disputas entre nosotros dos, pues somos hermanos»
& Salmo Responsorial (14)
«Señor ¿quién puede hospedarse en tu tienda?»
X Lectura del evangelio según san Mateo (Mt. 7, 6. 12-14)
«Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos»
LUNES DE LA XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, (Cuarta Semana del Salterio)
MEMORIA DEL RELIGIOSO DE SAN LUIS GONZAGA
El hombre de manos inocentes y puro corazón puede subir al monte del Señor y estar en el recinto sacro.
(Sal. 23, 4.3)
¡Paz y bien!
Como heredero del marquesado de Castiglione, san Luis creció en un ambiente palaciego propio de su estado durante su infancia y adolescencia. Tenía un carácter vehemente y estaba familiarizado con las artes militares. Era inteligente, apto para las lenguas, las matemáticas, y dotado para la diplomacia. Desde los siete años, según el testimonio posterior de san Roberto Belarmino, que fue su director y confesor, sintió la gracia y el deseo de la oración. En este precioso terreno interior floreció la vocación del seguimiento incondicional de Cristo. A medida que se hacía mayor, cr4ecía el hastío por la vida cortesana y sus vanidades. Estuvo dos años en la corte del rey Felipe II en España. Recibió el don del dominio de sí y buscó la castidad como condición para el seguimiento del Señor. Cuando el joven manifestó su deseo de consagrarse a Cristo sufrió la oposición persistente y casi violenta de su padre. Ayudado por sus confesores, hizo discernimiento espiritual. Finalmente, renunció al marquesado en favor de su hermano Rodolfo, y en el año 1587 entró en la Compañía de Jesús en Roma: “Eligió más la pobreza con Cristo pobre que la riqueza; las ofensas con Cristo ofendido que los honores” (cf. Ignacio de Loyola, Ejercicios 167). Tenía dieciséis años. Después del año de noviciado, empezó los estudios eclesiásticos en Milán y en el Colegio Romano. Había recibido los dones de la oración y de la humildad, y jamás quiso destacar su linaje de procedencia, buscando siempre lo más pobre y los quehaceres más humildes-
A principios del año 1591, la peste asoló la Ciudad Eterna y con sus compañeros religiosos, se dedicó a la atención de los apestados con suma caridad y diligencia. Él mismo los recogía de la calle para llevarlos a los hospitales. Afectado de un cansancio orgánico, enfermó gravemente. Las últimas semanas quedó silencioso y abrazado al crucifijo. Se le oía decir: “Quiero salir de este cuerpo y estar con Cristo”. Luis era un muchacho que, tocado por la gracia, optó por Cristo en la escuela del discernimiento ignaciano. La oración colecta de la memoria es preciosa: “Dios, autor de los dones del cielo, que en san Luis Gonzaga has unido penitencia con admirable pureza de vida, concédenos, por sus méritos e intercesión, que, si no le hemos seguido en la castidad, lo imitemos como penitente”. Es patrono de la juventud católica.
& Lectura del libro del Génesis. (Gén. 12, 1-9)
«Abrán marchó, como le había dicho el Señor»
& Salmo Responsorial (32)
«Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad»
X Lectura del evangelio según san Mateo (Mt. 7, 1-5)
«Sácate primero la viga del ojo»
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