lunes, 10 de mayo de 2021

Lecturas del día 10 de mayo de 2021

 LUNES de la VI SEMANA DE PASCUA, (Segunda Semana del Salterio)


Memoria del Presbítero y Doctor de la Iglesia, SAN JUAN DE ÁVILA


San Juan de Ávila no hizo testamento porque afirmó que no tenía nada que dejar, puesto que su pobreza era suma. Sin embargo, legó el testimonio de la santidad de su vida, su predicación ardiente y sus obras escritas (ente ellas, la más famosa el Audi Filia). Había nacido en Almodóvar del Campo en 1499, tras su paso por Salamanca y Alcalá fue ordenado presbítero en el año 1526 y murió en Montilla (Córdoba) tal día como hoy del año 1569. Fue una de las personalidades eclesiásticas más influyentes del Siglo de Oro español. Cuando quería embarcarse para la misión de la nueva España, el arzobispo de Granada, Pedro Guerreo, le instó: “Aquí en España, también hay muchos a quienes misionar y evangelizar. ¡Quédese predicando entre nosotros!” Fue acusado por la Inquisición de erasmita y sufrió cárcel. Se encargó de evangelizar principalmente Andalucía, donde un gran número de sacerdotes le seguían, ayudándole en la administración de los sacramentos y de la catequesis. Los temas preferidos de su predicación eran el Espíritu Santo, la Eucaristía y la Virgen María.  Preparaba su oratoria con largos ratos de oración, a veces noches enteras en vela. Consiguió, por su oración y santidad de vida, innumerables frutos de conversión y contribuyó a la renovación de la vida cristiana y a la reforma del clero.

       Tuvo relación de amistad con San Ignacio, san Francisco de Borja, san Pedro de Alcántara, san Juan de Ribera y san Juan de Dios (de quien fue maestro espiritual). También con Fray Luis de León y santa Teresa de Jesús, que lloró su muerte. Fue él quien confirmó la ortodoxia de la doctrina que la exímia mística escribió en su Libro de la Vida.

       Es patrono del clero diocesano español y su fiesta llena de alegría y renueva el ardor apostólico de los presbíteros de nuestras diócesis. Se le atribuye con mucho fundamento la autoría del Soneto a Cristo Crucificado. Canonizado por san Pablo Vi en 1970, el Papa Benedicto XVI lo proclamó doctor de la Iglesia universal en el año 2012.


No me mueve, mi Dios, para quererte

el cielo que me tienes prometido,

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.


Tú me mueves, Señor, muéveme el verte

clavado en una cruz y escarnecido,

muéveme ver tu cuerpo tan herido,

.muévenme tus afrentas y tu muerte.


Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera

que aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y aunque no hubiera infierno, te temiera.


No me tienes que dar porque te quiera,

pues aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera


¡Paz y bien!

& Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. (Hch. 16, 11-15)

«El Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo»


& Salmo Responsorial (149) 

«El Señor ama a su pueblo»


X Lectura del evangelio según san Juan. (Jn. 15, 26 – 16, 4a) 

«El Espíritu de la verdad dará testimonio de mi»


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