MARTES de la VI SEMANA DE PASCUA, (Segunda Semana del Salterio)
El bello relato que escuchamos ayer de la conversión de Lidia y de su familia contrasta con el texto de hoy. En Filipos, Pablo y Silas sufren persecución: son desnudados, azotados con varas, molidos a palos y encarcelados en la mazmorra, con los pies inmovilizados en el cepo. En estas condiciones, se da como una especie de teofanía en forma de terremoto. El carcelero, en medio de la oscuridad, pidió una lámpara: será también la lámpara de luz de su fe. Pablo le dice claramente: Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia. A Aquellas horas de la noche el carcelero recibe la instrucción catequética. Después recibe inmediatamente el bautismo, junto con su familia, les prepara una mesa (la Eucaristía) y celebran una fiesta por haber creído en Dios. La fe es el motivo de la fiesta y de la alegría. Su noche se iluminó como una nueva luz, la del Señor, como la noche Pascual.
El texto del Evangelio de hoy es complicado teológicamente. El irse de Jesús no ha de ser motivo de tristeza, sino de alegría. Porque sólo yéndose puede enviar el Espíritu Santo. Port eso les dice: Os conviene que me vaya. El Espíritu revelará al mundo la injusticia de la muerte del Hijo de Dios.
Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de entre los muertos. para entrar en su gloria. Aleluya.
(Lc. 24, 46. 26)
¡Paz y bien!
& Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. (Hch. 16, 22-34)
«Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia»
& Salmo Responsorial (137)
«Tu derecha me salva, Señor»
X Lectura del evangelio según san Juan. (Jn. 16, 5-11)
«Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito»