II DOMINGO DE PASCUA - (DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA)
El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor.
Y se los miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaban.
Trae tu mano y toca la señal de los clavos y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.
(Jn. 20, 27)
¡Paz y bien!
& Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. (Hch. 4, 32-35)
«Un solo corazón y una sola alma»
& Salmo Responsorial (117)
«Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia»
& Lectura del de la primera carta del apóstol san Juan. (1 Jn. 5, 1-6)
«Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo»
X Lectura del evangelio según san Juan. (Jn. 20, 19-31)
«A los ocho días llegó Jesús».